Con la desaparición del carburador comenzó la era del inyector. Así es, tanto vehículos bencineros, como diésel, necesitan del inyector para que entre gasolina a la mezcla en el proceso de combustión.
La inyección en un vehículo se compone de una parte electrónica y de los propios inyectores. En la primera, el computador del auto (ECU) establece la cantidad de combustible que entrará a la mezcla y cuándo lo hará.
Los inyectores, como tal, son unas válvulas que siguen dichas indicaciones de la ECU. En el fondo, vía regulación electrónica, los inyectores dejan pasar más o menos combustible en un determinado momento del funcionamiento del motor.
Su rol es clave en el funcionamiento del motor, por lo que es necesario hacerles una buena mantención, saber diagnosticar sus fallas y entender por qué los inyectores sufren problemas.
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Los inyectores, tras ciclos y ciclos de funcionamiento, sufren cambios de flujo de combustible, temperatura y presión, entre otras variables. Varias condiciones en ellos cambian y más aún porque el combustible genera depósitos al interior de los inyectores, los que sin duda afectarán sus condiciones de uso; incluso se podrían obstruir.
Cada fabricante tiene sus propios períodos de mantención y limpieza de inyectores, pero en general oscila en torno a los 30 mil kilómetros; es decir, cada un año y medio a dos años en un vehículo de uso diario.
En este sentido es recomendable hacer un scanner al vehículo, porque en esos casos puedes ver si los inyectores ingresan la cantidad correcta de combustible.
A continuación, te dejamos algunas formas de limpiarlos:
Más de alguna vez viste los aditivos limpia inyectores, los que vienen en una botella en un formato cercano al ½ litro. Los aditivos se echan en el estanque de combustible y se espera que en la mezcla actúe limpiando los inyectores. Limpia todo lo que esté obstruido de los conductos involucrados.
Una de sus desventajas es que, dependiendo la marca, algunos remueven todo a su paso, lo que podría tapar filtros o los propios inyectores. En ese sentido, es mejor usar el limpia inyectores periódicamente que usarlo cada 3 años.
Si bien no hay que desmontar nada para utilizar el aditivo, nada te asegura que esté todo perfectamente limpio; a no ser que hagas las pruebas necesarias.
Solo se limpia el inyector montado con líquidos a presión; en ese caso la limpieza no pasa por todas las líneas de combustible y solo se enfocan en el inyector. El mayor riesgo es dañar los inyectores por exceso de presión.
Al igual que en el caso de los aditivos, ambas técnicas son un poco invasivas, dado que se pueden dañar aspectos del escape, como los convertidores catalíticos o bien dañar algún sensor de oxígeno.
Si se va a usar cualquiera de esas dos técnicas de limpieza, es bueno hacerlo periódicamente, evitando que se acumulen sedimentos en exceso a lo largo del tiempo.
En estos casos hay que desmontarlos, ya que se llevan a un laboratorio de pruebas donde se ajustan las variables tales como resistencia en la bobina, si hay fugas de líquido, aire o presión, además de cuánto inyecta y su calibración. Lo ideal es que las diferencias entre cada inyector no superen el 10%. Cuanto más parecidos entre sí, mucho mejor.
Siempre, en todo momento, escucha tu auto. Siente su andar, si se esfuerza o no en circunstancias que antes no le costaba; o bien si es que sale algún humo poco usual en el escape.
Pero, en detalle, qué síntomas indican inyectores sucios:
Para que tengas una referencia; un inyector de un Chevrolet Sail 1.4 seminuevo cuesta en torno a los $20.000 cada uno en Mercado Libre. En otras motorizaciones y versiones, puede incluso rozar los $30.000 cada uno.
En tanto, los del Chery Tiggo 2 también rondan los mismos valores, apenas superando los $30.000 en el mismo Mercado Libre.
En una realidad paralela, los inyectores de la Mitsubishi L-200, por ejemplo, llegan a costar sobre los $200.000 cada uno. Mientras que de la Maxus T60 casi llega a los $300.000.
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