El carburador es el corazón de un motor de un vehículo o una moto. Su diseño y función principal es recibir aire y bencina en distintas medidas para inyectarlos a la admisión del motor, donde se produciría la combustión en conjunto con la chispa de la bujía.
Su funcionamiento se explica de la siguiente forma: cuando el pistón baja por el cilindro, disminuye la presión al interior; en ese momento, el aire que viene de la admisión es aspirado hacia la cámara de combustión, donde llega también la gasolina que es soplada y esparcida para mezclarse y así explotar cuando se encuentre con la chispa.
El carburador debe tener la capacidad de enviar la mezcla correcta al motor, tanto en frío, en caliente, a baja velocidad y a alta también. El carburador funciona gracias al principio de mezcla estequiométrica, es decir, que existan proporciones correctas de aire y combustible en la solución.
Si hay mucho aire y poco combustible, se considera que la mezcla es pobre y si ocurre lo contrario, entonces se dice que la mezcla es rica. Considera que una mezcla levemente rica mejorará el rendimiento del vehículo y una ligeramente pobre, gastaría menos bencina.
De todas formas, cuidado. Nunca será bueno irse a los extremos, nunca optes por demasiado aire o demasiado combustible. Podrías desgastar el motor prematuramente o sobrecalentarlo por un esfuerzo innecesario.
Por cuestiones que veremos en este post, principalmente de ineficiencia a revoluciones demasiado bajas, y también demasiado altas, es que el carburador comenzó a ser reemplazado por la inyección electrónica de combustible hasta el día de hoy.
Solo sobrevivió hasta este 2024 en algunas motos nuevas y en algunos autos previos al 2000 y en autos clásicos, claro.
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Fuente imagen: 20minutos.es
El carburador es una parte del motor bastante simple, económica e importante. De todas formas, requiere de sus cuidados y que conozcas sus partes y piezas. A veces las averías son fáciles de solucionar o al menos baratas.
También conocida como mariposa, es la que se abre y cierra al pisar el acelerador, permitiendo el ingreso de bencina a la cámara de combustión.
También conocido como chicleres, controlan el flujo de combustible, regulando la mezcla en proporciones correctas de bencina y aire. Es como un dosificador, donde el chicler de alta es para altas rpm y el de baja, para bajas revoluciones.
Es una rejilla interna que busca captar aquellas partículas en suspensión que no harán más que desgastar la parte interna del motor, o en el mejor de los casos resentir la performance del vehículo. Por eso mismo es que además existe el filtro de bencina, el que se aloja entre el estanque de bencina y la bomba que manda combustible al carburador.
También conocida como válvula de arranque o chupete, controla la mezcla de aire y bencina. Normalmente, está semiabierta, pero cuando se requiere una mezcla rica se acciona para disminuir el paso de aire.
Esta válvula es muy útil en invierno, cuando necesitas hacer partir un vehículo en frío, puesto que con una mezcla rica, se facilitaría el encendido.
Son pequeños compartimentos que almacenan bencina para contribuir al suministro continuo de combustible al proceso. Aquí está el flotador, el que regula si entra o no gasolina por el inyector; si el nivel de bencina es alto, entonces el flotador mantiene cerrada la cámara; si es bajo, entonces permitirá el ingreso de bencina.
Este sistema quedó obsoleto en los autos nuevos durante la década de los 90 y principios del 2000, aunque fue en los 80 donde comenzó a desaparecer poco a poco.
Su desaparición obedeció a dos cosas: la necesidad de hacer más eficiente la inyección de combustible al motor y obtener emisiones más limpias para el medio ambiente.
Sin embargo, los carburadores igualmente tienen ventajas y claro, también desventajas.
A nivel general, todos los carburadores se componen de las partes y piezas que te acabamos de mostrar. En tanto, además del carburador tradicional de una garganta, aparecen los carburadores de dos y cuatro gargantas.
Pasado los años 50 comenzó a haber mayor deportividad en los autos, más aún cuando se asumió que los motores V8, que eran bastante más comunes que hoy en día, eran potencia y caballaje puro.
Dicha deportividad demandó mejoras u optimizaciones en el funcionamiento del carburador. Así, es como se pensó en alternativas al sistema tradicional, apareciendo el carburador de dos gargantas.
Este tipo de carburador, que incluso llegó a ser hasta de cuatro gargantas, trabaja de forma progresiva, es decir, una parte del carburador opera como un carburador simple, pero cuando se le exige las demás gargantas adquieren mayor protagonismo.
Si bien, las demás gargantas funcionan siempre, influyen realmente cuando se pisa el acelerador con personalidad. Al igual que los autos con doble carburador, aquí se cumple que menos es más, dado que un carburador de más de una garganta tienden a fallar a veces, precisamente por aquellas gargantas adicionales.
Si alguna de ellas se abre antes, hará que la gasolina inyectada en la garganta principal, enriquezca mucho la mezcla, al punto de pasar bencina sin quemar, haciendo ineficiente la combustión.
Con otra garganta haciendo una apertura más rápida, se podrían producir tirones o una tos en el rugir del vehículo. Si se abre tarde, el carburador de dos gargantas no estaría cumpliendo la función de hacer más picador el bólido.
Como te dijimos, la función del carburador es inyectar una mezcla óptima de aire y bencina a la cámara de combustión del motor, para que en conjunto con la chispa de la bujía, produzcan la combustión para hacer funcionar el motor de un auto.
La inyección de bencina y las proporciones de aire adecuado, a veces genera problemas; tales como, la dificultad de arranque en frío, los ralentís irregulares y una mala emisión de gases de escape; o sea, una quema defectuosa de bencina.
Un carburador podría presentar los siguientes síntomas de falla:
Por ejemplo, si el motor se ahogó, podrías hacer lo siguiente para intentar andar nuevamente en el auto:
Apaga el contacto y espera que se enfríe el motor. Luego de unos 10 minutos intenta ver si arranca nuevamente. Si lo logras, busca algún mecánico que te ayude; quizás esperando, puedes llegar hasta un buen taller.
Si algo conoces de mecánica, revisa el tornillo de la mezcla (cuadro azul), donde abres o cierras el paso de aire. Si el motor está ahogado, prueba abriendo, girando media vuelta hacia la izquierda ese tornillo; así entrará más aire.
Eso se acostumbra a hacer si manejas en la altura de Atacama, o en la Cordillera de Los Andes en general.
Podría suceder que está entrando demasiado aire; en ese caso, cierra el paso de aire, dándole media vuelta a la derecha al mismo tornillo. Si el auto sigue ahogado, el problema podría ser otro.
Hazle primeros auxilios. Sí, si alguna noción tienes de mecánica, quita el filtro de aire de la garganta del carburador y pon tu mano tapando por completo la entrada de aire. Cuando le den arranque, quita tu mano y ponla nuevamente, quítala y de nuevo tapa; así bombeas un poco la cuestión; funciona, aunque no lo creas.
Es la misma lógica que utiliza el clásico llamado “chupete”, solo que no todos los vehículos carburados lo tienen. Cuando alguien te dice: “ponle el chupete para que parta”, lo que ocurre es que al “poner el chupete”, uno cierra la admisión de aire del carburador para enviar una mezcla tan rica en gasolina que consiga echar a andar el motor.
Nunca aceleres demasiado un carburador con problemas o ahogado, podrías encharcar el depósito de combustible, ahogándolo más todavía. Acelera más lo justo que lo necesario.
El flotador hace que el carburador regule la cantidad de combustible que hay en su depósito. Si el nivel es alto, con el flotador malo, se desbordará de bencina y se ahogará; si es muy bajo el nivel, entonces el motor no va a partir, pues nunca funcionará la apertura y cierre de la admisión de combustible.
Si este fuese el problema, deberás buscar algún servicio que entienda específicamente de carburadores para que evalúe si tiene reparación, o es mejor reemplazar el carburador.
Cada vez menos, aunque todavía existen, hay kit de reparación de carburador, los que traen chicleres, membranas, empaquetaduras y flotador, entre otros componentes. No obstante, un carburador es tan barato para lo importante que es, que siempre será mejor reemplazar por uno nuevo.
Un carburador estándar para un Volkswagen Escarabajo, Saveiro o Gol de los años 80 y 90, puede costar menos de $100.000.
Un carburador de una camioneta Ford F-100, Chevrolet Luv, Toyota Hilux o Suzuki Samurai, los encuentras por entre $120.000 y $150.000.
En tanto, un kit de reparación de cualquiera de estos modelos bordea los $30.000. Si bien, en algunos casos sirve reparar los carburadores, si se van a hacer viajes largos, o es un vehículo de uso diario, será mejor reemplazar esta vital pieza.
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