Antes de emprender un viaje es importante que realices inspecciones a tu vehículo. Si tienes habilidades de mecánico o entiendes algo de motores, quizás puedas hacer tú mismo las revisiones. De lo contrario, confía esta tarea a algún especialista.
El nivel de preparación de un vehículo para un viaje puede cambiar dependiendo de la exigencia de la ruta. Si viajo a de Santiago a Valparaíso por carretera, cerca de unos 140 kilómetros, demoraré menos en preparar mi vehículo que si voy al Parque Nacional Pan de Azúcar, considerando que en ese trayecto, además de más de 800 kilómetros de carreteras, te enfrentarías a caminos de tierra y algo de arena, dependiendo de qué lugar del parque visites.
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A continuación podrás ver cuáles son los controles básicos que tu auto necesita antes de salir de viaje. Si bien el vehículo hace un esfuerzo diferente en un viaje largo, que en un viaje corto, lo recomendable siempre, es ser riguroso en la revisión previa de cualquier viaje.
Revisa el estado de los neumáticos. Busca protuberancias que podrían significar una rotura interior. En caso de que estén evidentemente gastados, sin profundidad en el dibujo o incluso con partes del interior a la vista; pues hace rato deberías haberlos cambiado. Reemplázalos ¡ya!
Es importante también revisar la presión y ajustarla a la recomendada por el fabricante. Esta información normalmente aparece en un cuadro en el marco de las puertas del vehículo. Utilizando la presión adecuada puedes reducir el gasto de combustible y el desgaste del motor considerablemente.
Si quieres tener una noción es bueno usar entre 30 y 35 libras en carretera y ciudad, mientras que bajar entre 20 a 25 libras en caminos de tierra más picados. Ya en el off road, dependiendo de la exigencia del terreno, podriás llegar a 2 o 3 libras en grandes dunas, por ejemplo.
Comprueba que los líquidos estén entre el mínimo y máximo recomendado; siempre lo más cercano al máximo posible. Revisa el aceite, el líquido de refrigeración, el de dirección, el de frenos, el limpiaparabrisas y el agua. En el caso de que no lleguen al nivel, complétalo, y si ya es tiempo de hacerle el cambio de aceite al motor, será mejor que lo hagas antes de partir.
Nivel de aceite: Es clave realizar los cambios de aceite en el tiempo indicado. Este dependerá del tipo de aceite y de vehículo; hay lubricantes para 5.000 kilómetros, otros para 10.000 y otros para. Antes de salir, revisar el nivel y el estado del lubricante.
Revisa el estado de las gomas y el nivel del líquido. No es difícil hacerlo. Debes abrir el capó y buscar un ícono de limpiaparabrisas. Si tienes problemas, un bombero de alguna gasolinera te podría ayudar.
Las luces son fundamentales para conducir en la ruta. Por lo tanto, todas deben funcionar a la perfección. Revisa las luces delanteras y traseras. Cambiar un foco es rápido, no implica un gasto importante y puede evitar un accidente. Asegúrate también que los faros estén limpios y en buenas condiciones.
Verifica si las pastillas y también los discos están en buen estado, dado que son esenciales para que el sistema de frenos funcione. Puedes probar los frenos tú mismo buscando ruidos o sensaciones extrañas.
Que los sientas demasiado blandos y el pedal llegue hasta el fondo, o bien que los sientas muy duros, casi sin recorrido en el pedal, son signo de problemas o llamado a mantención. Revisa también los niveles de líquido de frenos.
La suspensión y el sistema de dirección quizás no son tan fácil de revisar en casa, pero un mecánico puede decirte si todo está en orden. Igualmente, al conducir te puedes dar cuenta si los amortiguadores o la dirección están fallando. Por ejemplo, puede haber un excesivo juego en el volante, o la dirección puede sentirse extremadamente dura.
Si ya pasaron unos años desde la última vez que la cambiaste, considera en comprar una nueva para no tener problemas en tu largo viaje. Si todo está bien, asegúrate de llevar cables para que otro auto te pase corriente y saber cómo usarlas para poder arrancar tu auto en caso de una falla en medio de la travesía.
Antes de partir, es necesario controlar que todos los cinturones de seguridad de tu vehículo estén en perfectas condiciones y funcionen bien. ¡Pruébalos!
Inspecciona el filtro de aire, pues si está sucio, puede hacer que tu vehículo consuma más combustible de lo normal, lo que te hará incurrir en mayores gastos de lo presupuestado.
Siempre listo. Revisa las herramientas para cambiar el neumático, el estado de la rueda de repuesto, los elementos de seguridad para cuando te detienes en el camino y un pequeño extintor. Si tienes algo de afinidad con la mecánica, lleva las principales, tales como destornilladores, caimán, alicates, llaves desde la 8 hasta la 19 por lo menos y si tienes un juego de dados mejor.
Abrazaderas plásticas y huincha aisladora son muy recomendables... También no es mala idea, tener un par de litros de aceite de motor, en caso de alguna fuga en el camino y también líquido refrigerante por si necesites en la ruta.
Si cargas equipaje fuera del vehículo, en el pick-up o un carro, invierte minutos considerables en amarrar bien la carga. Verifica que no haya elementos sueltos.
Conducir con calor puede provocar somnolencia, lo cual conduce directamente a un accidente. Para evitarlo, comprueba que el sistema de aire acondicionado funcione de forma óptima. Si no tienes o no quieres usar el aire acondicionado, abrir las ventanas y poner algo de música para acompañar; ojo con las multas.
Además de todas estas revisiones, comunícale a tu mecánico si últimamente has escuchado algún ruido raro al conducir, para que pueda solucionarlo y que ya no represente un riesgo en la carretera.
¡Por último! Recuerda salir con el estanque lleno y por supuesto, los documentos del vehículo. Entre ellos, permiso de conducir, revisión técnica y de gases al día, seguro obligatorio y padrón del vehículo. Con estos pequeños chequeos, disminuyes de forma importante la posibilidad de un mal rato.
Una vez que hayas completado la revisión de tu vehículo, podrás tener la tranquilidad de que todo estará bien y nada sucederá mientras conduces largos trayectos. Recuerda manejar a la defensiva, siempre.
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