Ya son más de tres años que pasaron de un reportaje emitido por Chilevisión, en donde mostraba el caso de Jaime Artaza, un psicólogo que notó que la norma chilena tenía un vacío legal: permitía modificar a eléctrico cualquier auto anterior al año 1992, por lo que su Daihatsu Charade de los 80 cumplía con eso.
Si quieres ver cómo anda este Charade eléctrico revisa el video:
Una vez emitido el material en televisión abierta, el gobierno reaccionó inmediatamente, oficiando a todas las plantas de revisión técnica, donde se les ordenó no aprobar en sus plantas de revisión técnica este tipo de vehículos.
Bueno, el debate es considerado absurdo por los especialistas. Pocos, quizás nadie, se explican la cruzada de brazos de los gobiernos de turno al preguntarles el porqué de esta medida.
Las razones serían técnicas y dicen relación con que, al modificarse la estructura y motor del auto, perdería ciertos patrones ingenieriles que tienen que ver con cómo enfrenta las curvas, frenadas, aceleradas o maniobras un vehículo que, con la conversión queda más liviano y con el centro de gravedad eventualmente distorsionado.
A la vez, desde el Estado, no proponen medidas para avanzar en la homologación de autos desde el motor de combustión al eléctrico. Simplemente, se prohíbe.
En Chile no se considera que hay países como Estados Unidos, que manejan estándares claros de cómo compensar peso y otras variables a la hora de modificar los autos.
Si bien la Contraloría General de la República ha estado trabajando en la implementación y modificación del Decreto Supremo N°156 de 1990, lo cierto es que hay trabajo por hacer y puntos que concordar.
Modificar un auto convencional a uno eléctrico, proceso conocido como Retrofit, está siendo demorado precisamente por el vacío que tiene la ley. La Contraloría sostiene que el Ministerio de Transportes no tiene facultades para habilitar y supervisar talleres de conversión retrofit.
Especialistas del sector, sostienen que un proyecto de ley debería darle esa facultad al Ministerio de Transportes. De esa forma se podría avanzar seriamente en la práctica del retrofit, pero al momento de actualizar este post, no hay más novedades.
Desde el Ministerio de Energía, sostienen que el valor de importar una batería para un auto eléctrico es tan cara, que comprarla, además de los costos de instalación en un auto con motor a combustión, dejarían el valor final casi como alguno de los vehículos eléctricos más baratos que hay en Chile.
Sí, porque hoy existen autos eléctricos por menos de $20.000.000. Así, con la democratización de los precios de los autos nuevos 100% eléctricos, la norma que permita el retrofit parece que seguirá siendo un sueño.
Si se llegara a un acuerdo y se establecieran parámetros para el retrofit, o conversión a vehículos eléctricos, entonces el nuevo escenario sería así:
La ley tiene dicho vacío legal, porque plantea que los autos del 92 en adelante, al tener sello verde, no requerirían una conversión de esa envergadura. Claro está que hoy la realidad es diferente.
En ese sentido, académicos de la Universidad de Chile coinciden en que dicha norma debería permitir modificar autos al menos del 2008 hacia atrás.
Esto, porque las normas de emisiones han ido evolucionando. De hecho, en Santiago, estando a la par con la norma de restricción vehicular y circulación, deberían permitir modificarse todos los autos con 10 o más años de antigüedad, dándoles más y nueva vigencia a autos que a combustión serían relegados poco a poco.
Pese a esto, como hasta el año 2019 existía ese vacío legal, sin oficio de parte del gobierno, se crearon empresas que se dedican a modificar desde los motores convencionales a eléctricos.
De hecho, estas empresas dicen estar dispuestas a conversar los estándares a cumplir para que las conversiones a autos eléctricos sean completamente legales y puedan circular sin problemas. Solo falta regular.
Este emprendimiento es de origen chileno y su objetivo es claro: convertir cualquier auto a combustión a 100% eléctrico.
Mientras una conversión bordea los $5.000.000, comprar un auto eléctrico puede costar, al menos, 3 veces más.
Se espera que la autonomía alcance hasta los 300 kilómetros e implique una reducción de costos del orden de un 80% en gastos en combustible.
Tal como se expone en un artículo de Portal Movilidad, desde que empezó a regir la norma que prohíbe la conversión en automóviles, la empresa trabaja en "el traspaso cero emisiones a todo vehículo que no requiera revisión técnica el Ministerio de Transporte, como barcos, además de sistemas de refrigeración, de bombeo o máquinas mineras o industriales".
También es una compañía chilena que busca acelerar la transición hacia la electromovilidad. Con poco más de 5 años en el mercado, ya tiene como obra insigne la conversión de un bus del Transantiago de la empresa Metbus.
Se espera que una vez normada la conversión, Reborn o Movener, entre otros, puedan incursionar con fuerza en la conversión a eléctricos de vehículos particulares. Al día de hoy, desde el Gobierno, aún dicen que están trabajando, ¿de plazos?, nada por el momento.